Introducción

"La virtud alarga nuestros días: aquel que recuerda su pasado con placer vive dos vidas."

—Marcus Valerius Martialis (40-104), Epigramas

Motivación

Las razones para escribir este libro son muchas. Preservar la memoria familiar para las generaciones futuras. Compartir con el público una parte de la historia peruana que, aunque pequeña, forma parte del tejido más amplio de nuestra sociedad. Y también, satisfacer una curiosidad personal por entender de dónde venimos y cómo llegamos hasta aquí.

Pero, si he de ser honesto, la verdadera chispa que encendió este proyecto proviene de un recuerdo de mi infancia. Tenía alrededor de ocho o nueve años cuando mi abuelo me dijo, con absoluta seguridad, que todos los Marzal en el Perú eran sus parientes, o al menos sus primos. Me retó a abrir las Páginas Blancas y señalar cualquier nombre con nuestro apellido; él me diría quién era y cómo estaba emparentado con él. Yo, niño escéptico, no quise darle el gusto y no acepté el reto. Mi abuelo falleció en 2014, y la oportunidad quedó en el aire.

Años después, hacia finales de 2020 y principios de 2021, recordé aquella conversación. Decidí poner a prueba su afirmación. Armado con buscadores de internet, bases de datos genealógicas y muchas conversaciones con personas que llevaban nuestro apellido, emprendí la tarea de reconstruir el árbol familiar. El resultado fue revelador: salvo por cuatro o cinco personas que no logré vincular, y un sacerdote jesuita llegado de España en el siglo XX, todos los Marzal en el Perú estábamos, en efecto, unidos por lazos de sangre.

Este libro, entonces, es también un homenaje a él. Es mi forma de tender un puente hacia su memoria, de cumplir un reto que en su momento no acepté, y de dejar constancia de que, a veces, las historias que parecen exageradas en boca de un abuelo son, en realidad, más ciertas de lo que imaginamos. En sus páginas se contarán las historias de cada persona que conforma esta familia, no solo como nombres en un árbol genealógico, sino como vidas completas con sus propias alegrías, desafíos y recuerdos.

Ortografía del apellido Marzal

Toda la información disponible parece indicar que actualmente todas las personas de apellido Marzal en el Perú escriben su nombre con la letra z. Sin embargo, esto no ha sido siempre el caso. Antes de y durante los primeros años del siglo XX, la gran mayoría de los miembros de esta familia fueron inscritos en registros eclesiásticos y documentos históricos con la forma Marsal, con s. Entre ellos se cuenta un recorte de periódico de principios del siglo XIX que menciona a un antepasado directo recibiendo tierras y un cargo del gobierno, y en el cual su apellido figura con s.

En algún momento, probablemente en las primeras décadas del siglo XX, la ortografía con z se impuso en el Perú de manera casi absoluta, mientras que en España la situación siguió siendo mixta: hasta hoy conviven allí familias Marsal y Marzal, aunque esta última forma sea más frecuente. Las razones exactas de este cambio en el Perú son desconocidas. Quizá respondan a tendencias ortográficas de la época, a un deseo de unificar la escritura del apellido o a cuestiones de prestigio social. Sea como fuere, la transformación fue rápida y consistente.

Por motivos de claridad y uniformidad, en este libro se usará la forma Marzal para todos los nombres, incluso en casos donde las fuentes originales muestren la variante con s.

Origen del apellido Marzal

El apellido Marzal aparece por primera vez en el Perú en la década de 1770, a través de quien es muy probablemente el primer ancestro de todos los Marzal peruanos: don Esteban Manuel Marzal, natural del Reino de Murcia. Aunque se desconoce la localidad exacta de su origen, es posible que procediera de la ciudad portuaria de Cartagena, importante punto de conexión con las rutas hacia América. Poco se sabe de las circunstancias que lo llevaron a cruzar el Atlántico, pero su establecimiento en una provincia remota del centro del Perú sugiere que no vino como sirviente forzado, sino probablemente como hombre libre en busca de oportunidades. En aquellos años, la región recibió también a familias influyentes como los Salinas, cuyos lazos con los Marzal perduraron: el patriarca de los Salinas fue dueño de la hacienda donde vivió la familia durante generaciones y llegó incluso a apadrinar matrimonios entre sus miembros.

En Europa, los registros diocesanos y notariales mencionan a personas de apellido Marzal desde el siglo XV, especialmente en el sur de Francia y el noreste de España. Con el paso de los siglos, la presencia del apellido en Francia fue disminuyendo, mientras que en España se expandió hacia el este y, eventualmente, hacia el sur. En la actualidad, el apellido se encuentra no solo en España y América Latina, sino también en el norte de África; de hecho, existen hoy casi tantos Marzal en Argelia como en el Perú.

El origen etimológico del apellido probablemente remonte al cognomen romano Martialis, derivado de la palabra latina martialis (“dedicado a Marte, dios romano de la guerra”). Como ocurre con muchos apellidos de raíz antigua, su historia es un hilo que conecta distintas tierras y épocas, hasta confluir en la rama que llegó a estas costas peruanas en el siglo XVIII.

Cierre de la introducción

Estas tres piezas (la motivación personal, la historia de la ortografía y el origen del apellido) son el punto de partida de un recorrido más amplio. A partir de aquí, este libro dejará de hablar en generalidades para adentrarse en las vidas concretas de quienes llevaron y llevan el apellido Marzal. Cada capítulo contará la historia de una persona: sus orígenes, su familia, su trabajo, sus alegrías y sus penas. Así, más que un simple registro de nombres y fechas, estas páginas buscarán reconstruir un mosaico vivo, en el que cada fragmento es parte indispensable de una historia común.

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